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Oberá, Misiones, Argentina
Soy profesora en Educación Tecnológica

Módulo III, Enseñar y aprender con tecnologías

Las NTIC y la Buena enseñanza
No es una novedad el hecho de que las formas de enseñar, los sistemas escolares y las escuelas no han cambiado sustancialmente desde sus orígenes, allá por el siglo XIX. Si bien, las concepciones se han renovado en la teoría, éstas no corrieron la misma suerte en la práctica. Aulas y escuelas continúan con la repetición de rutinas clásicas, con menos contenidos y con mucho menos sentido.
Los continuos desafíos ante un contexto social dominado por el discurso de la globalización y donde el conocimiento se duplica, triplica y cuadruplica en espacios de tiempo cada vez más cortos hacen que enseñar de manera diferente no sea una tarea sencilla para el docente.
Asimismo, las distintas corrientes pedagógicas establecen que la enseñanza es una tarea que requiere conocimientos y acciones. Pero en ellas, los conocimientos aún se refieren al modelo tradicional y las acciones deben enfrentar los problemas actuales.
En el caso de la enseñanza, los maestros se enfrentan a diario con condicionantes que pueden favorecer u obstaculizar la tarea en un contexto enmarcado por la potencia de las tecnologías y su impacto.
Comencemos por el siguiente interrogante: ¿qué debe haber en una actividad para que se denomine enseñanza?Probablemente y hablando en términos genéricos una de las respuestas sería, como lo señala Fenstermacher Gary, que debe haber dos personas, una poseedora del conocimiento transmitiéndolo a la otra que no lo posee. Las condiciones genéricas pueden aportar datos acerca de cuando una actividad es o no enseñanza pero no revelan si esa actividad es buena enseñanza o enseñanza con éxito, aquí se necesita más información.
¿A qué se considera “buena enseñanza”?
Al respecto existen diferentes y muy variadas definiciones, por ejemplo: "la buena enseñanza es transmitir lo más fielmente posible una selección de nociones científicas actualizadas. Otros dirán que el objetivo primordial de una enseñanza es lograr que los niños piensen y actúen como lo hacen las autoridades de cada campo o actividad social (los científicos, los artistas, los tecnólogos, los deportistas). Algunos sostendrán que la buena enseñanza pasa por el ejercicio ético y por el despliegue de un modelo de personalidad. Otros, quizás, sostendrán que la clave reside en ofrecer oportunidades de experimentar la cultura elaborada"(1). No caben dudas que estas afirmaciones se han centrado en el éxito de la enseñanza asociada a las condiciones de evaluación. Pero… ¿están definiendo a una buena enseñanza?
No, el adjetivo “buena” encierra tanto fuerza moral como epistemológica y no es sinónimo de “con éxito”

“Preguntar qué es buena enseñanza en el sentido moral equivale a preguntar qué acciones docentes pueden justificarse basándose en principios morales y son capaces de provocar acciones de principio por parte de los estudiantes. Preguntar qué es buena enseñanza en el sentido epistemológico es preguntar si lo que se enseña es racionalmente justificable y, en última instancia, digno de que el estudiante lo conozca, lo crea o lo entienda"(2)

Según David Perkins la buena enseñanza no es una cuestión de cómo enseñamos sino de que elegimos enseñar.
No existe una receta pero coincidiendo con lo opinado por Gvirtz, S. Palamidessi M. "una buena enseñanza es aquella que no está al margen de los valores, de las formas de vida, de los intereses, de las opciones políticas y de las preferencias culturales"(3).
Se trata de trazar el camino para que los alumnos comiencen a caminar solos. Cada escuela y cada docente podrán reconstruir a partir de la experimentación, del descubrimiento y la construcción aquello que creen una buena enseñanza.
Ahora bien, ¿Por qué están tan relacionados los conceptos de, “enseñar y aprender en la trama de nuestro lenguaje”?
Si no se produce el aprendizaje ¿tendría sentido enseñar o podríamos instalar la significación de enseñar?
Parafraseando a Gary Fenstermacher “Sin profesores no tendríamos el concepto de alumnos, sin estudiantes no tendríamos el concepto de enseñante”. Esta relación conforma una pareja equilibrada y ontológicamente dependiente pero no causal pues la acción de enseñar no siempre produce aprendizajes.
Enseñanza y aprendizaje, dos fenómenos diferentes
El aprendizaje es un proceso interno de la persona inclusive cuando se desencadena como efecto de tareas grupales, es un resultado del estudiante, no un efecto que sigue de la enseñanza como causa.
Como fenómeno interno, el aprendizaje pertenece a la esfera mental o psíquica, en tanto la enseñanza, por ser una actividad humana que se desarrolla en contextos sociales, debe ser considerada como un fenómeno social, permite la acción de estudiar; consiste en enseñar cómo aprender, se caracteriza por poseer una intención específica: la de influir sobre el aprendizaje de otra u otras personas.
Es una actividad que se lleva a cabo y no un fenómeno que ocurre espontáneamente. Como dice Alicia Camilloni, al pasar por una sala de clases y ver a un profesor hablando frente a un grupo, podemos afirmar que "está enseñando". Pero, seguramente, no podemos afirmar que las personas que lo escuchan "están aprendiendo”.
En el siguiente cuadro se visualizan las características particulares de la enseñanza y el aprendizaje analizando los rasgos genéricos contrastados entre uno y otro:

Aprendizaje

Enseñanza

Fenómeno individual interno

Actividad desarrollada conscientemente

Fenómeno mental o psíquico

Fenómeno social

Puede ocurrir aún sin que la persona se lo proponga

Actividad intencionada

Implica la adquisición de algo

Implica dar algo

No puede realizarse moral o inmoralmente; por lo tanto, no puede juzgárselo según valores.

Puede juzgarse si se realizó moral o inmoralmente, correcta o incorrectamente: está regida por valores.


(Sobre la base de Fenstermacher, 1989)

De estas características se deduce que son más las diferencias que las semejanzas, podrían conformar el objeto de estudio de una disciplina y no ser confundido o anexado al otro como sucede tanto en las prácticas áulicas como en las investigaciones.
Podemos afirmar entonces que el aprendizaje puede tener lugar independientemente de las intenciones de la persona e implica la adquisición de algo (conocimientos, destrezas, etcétera), mientras que la enseñanza implica proporcionar los medios para lograr el acceso a la comprensión, al conocimiento y para continuar aumentándolo. Como objeto de estudio podrá ser analizada como actividad moral, social, política, interpersonal, interpsicológica y cultural, y como actividad que precisa ser planificada y evaluada.(4)
¿Podrían promover las NTIC una buena enseñanza?
Si tanto alumnos como docentes se desenvuelven en entornos mediados por las tecnologías y éstas promueven el aprendizaje sería oportuno incorporarlas a la vida educativa otorgándole sentido a la enseñanza. La problemática sería ¿qué recursos utilizar? Esto dependerá de las características propias del contenido, de las finalidades que se persigan, de lo disponible, de lo que los alumnos deseen. Pero debemos saber que la adopción misma de un recurso u otro dará un cierto encuadre a la actividad y al contenido mismo.(5)
Cada contenido deberá ser desafiante, vinculado con la vida, intereses de los aprendices y con el tiempo que necesita para aprender. Las nuevas tecnologías posibilitan y potencian estos tratamientos pero ellas no definen los contenidos curriculares ni eliminan el esfuerzo por aprender, ofrecen trabajar ayudándose unos a otros en verdaderas comunidades de aprendizaje y estableciendo vínculos más allá de las fronteras físicas.
Las NTIC ofrecen enormes posibilidades si cuentan con un diseño pedagógico elaborado, estructurado y con coherencia, una metodología adecuada, una óptima selección e incorporación de recursos y el fomento de la interactividad.
A modo de conclusión: La incorporación de las NTIC puede generar una nueva manera de entender la buena enseñanza, el aprendizaje y la evaluación a partir de la reflexión sobre los objetivos a lograr, sobre la organización de las instituciones, sobre las relaciones entre profesores y alumnos, sobre la cooperación entre éstos, sobre el tiempo de los docentes, en definitiva, sobre la creación de una cultura favorable para el cambio educativo.(6)

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

(4)Fairstein G. “Teorías del aprendizaje y teorías de la enseñanza”. Clase Nº 14. Diploma Superior en Constructivismo y Educación. FLACSO 2006. Versión Word.

(2)Fenstermacher, G. (1989): "Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza", en Wittrock (comp.) La investigación en la enseñanza I. Barcelona: Paidós.

(1-3-5)Gvirtz, S. Palamidessi M. “El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza”. Copyright Aique Grupo Editor S.A.

Litwin, E. “De caminos, puentes y atajos: el lugar de la tecnología en la enseñanza”. Ponencia en II Congreso Iberoamericano de EducaRed. Argentina.

Litwin, E. “Los desafíos y los sinsentidos de las nuevas tecnologías en la educación”. http://portal.educ.ar/noticias/entrevistas/edith-litwin-los-desafios-y-lo.php.

(6)MARCHESI, A. y MARTIN, E (2003) “Tecnología y Aprendizaje”. Madrid: Editorial SM. Disponible en formato PDF en la siguiente URL: http://www.piloto.librosvivos.net/ (consulta el 16/02/09)
PERKINS, D. (1995), “Cap. 3: La enseñanza y el aprendizaje: la teoría uno y más allá de la teoría uno”, en: Perkins, D., La escuela inteligente. Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente, Gedisa, Barcelona.

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